Pintor
Era un muchacho
tranquilo y sensato,
De los que ya no
quedan,
Soñador y tímido,
Muy fácil de
sonrojar.
Inseguro y sencillo,
Cumplidor de su
trabajo.
Se dedicaba a pintar.
A pintar bellos
paisajes,
Pequeños pueblos,
Flores frescas y
marchitas,
Bodegones que parecían
verdad.
Acostumbrado a estar
solo
Sin una palabra
amiga,
Sin dinero casi, ni
goces,
Cuando sonreía era
tan sincero
Que te hacía temblar.
Y pintaba y pintaba fácilmente,
Con la seguridad que
no tenía para lo demás.
Grandes castillos,
calles sombrías,
Árboles heridos,
mares en tempestad……
Un día, llegó a su
pobre y frío taller,
Una dulce joven,
De las que ya no debe
de haber,
Tierna y sensible,
Preguntando por él.
Y él que no tenía
costumbre de aquello,
Con gran educación,
La enseñó sus cuadros
Que ella miró con
fascinación.
Pero le dijo que ya
había comprado hacía meses uno,
Y esos mismos meses
llevaba sintiendo,
Que debía
encontrarle. Encontrar al pintor.
Se miraron un
instante
Y enseguida
entendieron
Que ella venía por el
mensaje
De llamada de amor,
Que él dejaba
plasmado en todos sus cuadros.
Y ella adivinó.
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