Los últimos dos o tres años en que fuí a trabajar , en la esquina de
Serrano con la Biblioteca Nacional , me encontraba cada día , un hombre
estropeadito , vendiendo La Farola. Y desde el primer día , me saludaba
llevándose la mano al corazón. Me recordaba a Antonio , mi marido , el
padre de Lorena y esa fué la misma manera en la que Antonio se despidió
de mí , en la camilla del hospital cuando iba a morir. Por esto sería
que desde el primer instante a este hombre le tomé un gran cariño.
Ahí estaba todas las tardes , entre los coches que paraban en el
semáforo intentando vender algún ejemplar. Y fuera como fuera , entre
las prisas de yo cruzar y el cuidado que él tenía que poner para que no
le atropellaran , buscábamos nuestras vistas para saludarnos cada día.
Pobre. Y pobre yo que me veia tambalear a cada jornada más .
Siempre continuaba mi camino pensativa y muy muy como en alerta por lo que ese encuentro diario me podría estar comunicando.
Hubo como un par de veces , que pasaba algunos días sin estar y yo le
extrañaba temiendo no volver a verle . Pero volvía y en los dos se
notaba en nuestras miradas una alegría . Nunca nos dijimos nada.
Perdí el trabajo.
Y al cabo de unos meses, saliendo a comprar por el barrio con Dani, de
repente un día , me llevé la mano a la boca para acallar mi exclamación y
Dani se sorprendió y me preguntó que pasaba . El hombrecito de la
farola andaba por enfrente de mí como medio vagabundeando y no me vió.
¡¡¡Vivía en Parla, cielo santo y le volvía a ver !!!Pero la cautela y
sensatez me impidió acercarme a él.
Otro día le ví de lejos , por Parla . Bueno, vivía tan cerca de mí......que cosas tiene la vida.
Ayer fué nochebuena, ni siquiera iba a salir a la calle pues ya había
hecho las compras el día de antes. y por la noche esperaría a mi madre y
hermanos en mi casa. Pero Lorena , cosa rara en ella, me pidió bajar
las dos a por su tabaco y mirar si ya tenía la pensión. Y como me pongo
tan contenta cuando ella me pide algo así, pues me arreglé un poco y
bajamos las dos.
Los comercios ya estaban cerrados , solo permanecían abiertos los de los
chinos y la gente que había en las calles apresuraban el paso , pues
era la noche del niño Dios y se reunirián con sus familiares para
celebrarlo.
En un portal muy cerca de mi calle , el hombrecito estropeado de la
farola , metía la llave en la cerradura para entrar un poco dudando y yo
le ví y él creo que me vió pero yo seguí hacia delante con Lorena sin
pararme . Supe dónde vivía exactamente.
Lorena entró en una tienda frente a la estación y buscaba algo para Dani
, unos peluches pequeños , yo la seguia intentando vigilar que no
gastara mucho y allí mismo de nuevo estaba , este SEñor. Pasé junto a él
y oí como le pedía también medio dudando una botella de alcohol al
dependiente . Una botella de alcohol que me pareció del fuerte . Sonaron
en mis oídos entre el barullo sus palabras de soledad. Y yo acordandome
de algo que quería comprar aún en la tienda de al lado , salí
corriendo. Cuado volví ya no estaban , ni Lorena , ni él.
Volví a casa y ya solo fué el preparar un poco de cena ......poner la
tele ....el discurso del rey......el programa clasico de navidad , de
chistes y alegría......Y de repente me vino a la cabeza , el hombrecillo
de la farola . Sin un ápice de ayuda por mi parte al escucharle pedir
el alcohol . Y no me lo pude perdonar. Me dolió la conciencia.....de tal
manera , que ya supe ,que aquello no podía pasar así sin más por mi
vida.
Seguramente recayó en esos momentos y yo lo podía haber parado. Con solo
un saludo , una felicitación , un hacerle saber que le recordaba , que
alguien le recordaba ......Le imaginé solo en su cuarto en nochebuena ,
con la botella ¡¡¡Y no me lo podía perdonar.
LLoré al acostarme y pensé si todavía podía hacer algo .
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Han pasado casi dos meses, la verdad es que casi no salgo de casa , pero no le he vuelto a ver en todo este tiempo. Y le recuerdo. El hombre estropeadito, menudito , enfermo ....solo....
Las nochebuenas , tal vez no sean tan buenas .
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